Las transaminasas altas afectan a una parte significativa de la población mundial, de hecho, solo la enfermedad del hígado graso no alcohólico está presente en el 25% de las personas. Además, en más del 80% de los adultos, las elevaciones menos acentuadas de transaminasas se asocian directamente con el depósito de grasa en el hígado.

Sin embargo, los valores normales de estas enzimas son específicos: la ALT debe estar entre 4 y 36 U/L, mientras que la AST debe mantenerse entre 14-20 U/L en hombres y 10-36 U/L en mujeres. En esta guía completa, aprenderás qué son las transaminasas, las causas más comunes de su elevación, cuándo debes preocuparte y qué medidas puedes tomar para mantener tus niveles en rangos saludables.

Qué son las transaminasas y su función en el cuerpo

Las transaminasas son enzimas vitales que desempeñan un papel fundamental en el metabolismo de los aminoácidos en tu organismo. Principalmente, se encuentran en el hígado, aunque también están presentes en otros órganos como el corazón, los músculos y los riñones.

Existen dos tipos principales de transaminasas: la ALT (alanina aminotransferasa) y la AST (aspartato aminotransferasa). La ALT se localiza específicamente en las células del hígado y ayuda a transformar los alimentos en energía. Sin embargo, la AST se encuentra distribuida en varios tejidos, incluyendo el hígado, corazón y músculos esqueléticos.

La función principal de estas enzimas es catalizar las reacciones de transaminación, un proceso bioquímico crucial donde se transfiere un grupo amino desde un aminoácido a un alfa-cetoácido. Además, desempeñan un papel esencial en el manejo del amoníaco en el cuerpo, evitando su acumulación tóxica.

Los valores normales de estas enzimas son específicos según el género. Para la ALT, el rango normal oscila entre 10-40 U/L en hombres y 7-35 U/L en mujeres. En el caso de la AST, los valores normales se sitúan entre 8-40 U/L en hombres y 6-34 U/L en mujeres. Estas enzimas se miden fácilmente mediante un análisis de sangre rutinario.

Es importante mencionar que la ALT tiene una vida media de 18 horas, mientras que la AST permanece en el organismo durante 48 horas. En el interior celular, la ALT se encuentra exclusivamente en el citoplasma, mientras que la AST está presente tanto en el citoplasma como en las mitocondrias.

Causas comunes de transaminasas altas

Existen múltiples factores que pueden elevar tus niveles de transaminasas. La causa más frecuente es la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que afecta al 25% de la población mundial. Esta condición produce elevaciones leves, generalmente menos de 5 veces por encima del valor normal.

El consumo de medicamentos representa otra causa significativa. Los principales fármacos que pueden afectar tus niveles incluyen:

  • Antiinflamatorios no esteroides como ibuprofeno
  • Estatinas para el colesterol
  • Esteroides anabólicos
  • Anticonceptivos orales
  • Antibióticos tipo sulfamidas

Por otro lado, el consumo excesivo de alcohol puede causar diferentes grados de daño hepático. En particular, un consumo superior a 80 gramos diarios en hombres y 50 gramos en mujeres puede provocar hígado graso alcohólico. En casos más graves, la hepatitis alcohólica puede elevar las transaminasas hasta 10 veces por encima del límite normal.

Las hepatitis virales, especialmente los tipos A, B y C, también son causas frecuentes. En casos agudos, pueden elevar las transaminasas hasta 25 veces sobre el valor normal. Sin embargo, en las infecciones crónicas, los valores raramente superan 10 veces el límite.

Además, existen otras condiciones menos comunes como la enfermedad celíaca, que afecta entre el 5% y 10% de pacientes con elevación crónica de transaminasas, y la insuficiencia cardíaca, que puede provocar una hepatopatía congestiva. Por consiguiente, ante cualquier elevación persistente, es fundamental consultar con un profesional médico para determinar la causa específica.

Cuándo debes preocuparte por las transaminasas altas

La gravedad de las transaminasas elevadas se clasifica en tres niveles principales. En primer lugar, un aumento leve representa valores entre 1.5 y 5 veces el límite superior normal. Por consiguiente, una elevación moderada se sitúa entre 5 y 10 veces el valor normal, mientras que un aumento grave supera 10 veces el límite normal.

Los síntomas que requieren atención médica inmediata incluyen:

  • Fatiga extrema y pérdida de apetito
  • Náuseas o vómitos persistentes
  • Ictericia (coloración amarillenta de piel y ojos)
  • Dolor abdominal, especialmente en el lado derecho
  • Orina oscura y heces claras

Sin embargo, es importante mencionar que muchas personas descubren que tienen transaminasas elevadas en análisis rutinarios sin presentar síntomas. Además, cuando los niveles permanecen altos durante más de seis meses, se considera una hipertransaminasemia prolongada.

La situación requiere atención médica urgente cuando los niveles de GOT son más de cinco veces superiores al rango normal. Particularmente preocupante resulta un descenso rápido de los niveles de ALT y AST junto con un aumento de bilirrubina, lo cual indica un mal pronóstico en casos de fallo hepático agudo.

Por último, ante cualquier elevación persistente de transaminasas, tu médico probablemente solicitará pruebas adicionales como una ecografía hepática o, en algunos casos, una biopsia para investigar el estado del hígado. La detección temprana de problemas hepáticos resulta fundamental para prevenir complicaciones mayores.

Transaminasas altas en deportistas

Los deportistas, especialmente aquellos que practican deportes de alta intensidad o de resistencia, pueden experimentar elevaciones transitorias en sus niveles de transaminasas. Esto se debe principalmente al daño muscular inducido por el ejercicio, más que a un problema hepático.

Durante el ejercicio intenso, las fibras musculares pueden sufrir microlesiones que liberan enzimas al torrente sanguíneo, incluyendo la AST y, en menor medida, la ALT. Este fenómeno es particularmente notable en:

Corredores de larga distancia

Levantadores de pesas

Practicantes de CrossFit

Atletas de deportes de contacto

Es importante destacar que estas elevaciones suelen ser temporales y generalmente se normalizan en 24-72 horas después del ejercicio. Sin embargo, pueden confundirse con problemas hepáticos si no se tiene en cuenta el contexto del entrenamiento reciente del atleta.

Para diferenciar entre el daño muscular y el hepático, los médicos suelen considerar:

El historial de entrenamiento reciente

La proporción entre AST y ALT (en el daño muscular, la AST tiende a elevarse más que la ALT)

Los niveles de otras enzimas musculares como la creatina quinasa (CK)

Los deportistas deben ser conscientes de este fenómeno y comunicar su rutina de entrenamiento a sus médicos cuando se realicen análisis de sangre. Esto ayudará a evitar diagnósticos erróneos y preocupaciones innecesarias. Si eres deportista y te estás iniciando en el mundo del entrenamiento con pesas, te recomendamos este blog sobre la creatina para principiantes.

No obstante, si las elevaciones persisten más allá del tiempo esperado de recuperación o son excesivamente altas, se debe investigar para descartar otras causas de elevación de transaminasas.

Conclusión

Las transaminasas altas representan una señal importante que tu cuerpo envía sobre su salud hepática. Ciertamente, mientras algunas elevaciones leves pueden manejarse con cambios en el estilo de vida, otras situaciones requieren atención médica inmediata.

Los valores elevados no siempre significan una enfermedad grave. Sin embargo, mantener un seguimiento regular de tus niveles resulta fundamental para tu bienestar general. Especialmente cuando las elevaciones persisten más allá de seis meses, consultar con un especialista te ayudará a identificar y tratar la causa subyacente.

La clave está en reconocer las señales de advertencia y actuar a tiempo. Por lo tanto, ante cualquier síntoma preocupante o valores que superen cinco veces el límite normal, no dudes en buscar ayuda médica profesional. Un diagnóstico temprano, junto con el tratamiento adecuado, puede prevenir complicaciones futuras y asegurar la salud de tu hígado a largo plazo.

FAQs

¿Cuáles son las causas más comunes de transaminasas elevadas?

Las causas más frecuentes incluyen la enfermedad del hígado graso no alcohólico, el consumo excesivo de alcohol, hepatitis virales, uso de ciertos medicamentos como antiinflamatorios y estatinas, algunas condiciones médicas como la enfermedad celíaca e insuficiencia cardíaca, también puede ser una subida temporada por una actividad física los días previos al análisis.

 ¿Qué síntomas indican que debo preocuparme por mis niveles de transaminasas?

Debes prestar atención a síntomas como fatiga extrema, pérdida de apetito, náuseas o vómitos persistentes, ictericia (coloración amarillenta de piel y ojos), dolor abdominal en el lado derecho, y cambios en el color de la orina y las heces.

 ¿Cuándo se consideran las transaminasas peligrosamente altas?

Los niveles se consideran altos cuando superan cinco veces el límite superior normal. En particular, si los niveles de GOT (AST) son más de cinco veces superiores al rango normal, se requiere atención médica urgente.

 ¿Qué enfermedades pueden causar un aumento de las transaminasas?

Además de las enfermedades hepáticas, otras condiciones que pueden elevar las transaminasas incluyen anemia hemolítica, daño muscular, infarto de miocardio, patologías pancreáticas, hepatitis, cirrosis, insuficiencia cardíaca y diabetes.

 ¿Cómo se diagnostican y evalúan las transaminasas altas?

Las transaminasas se miden mediante un análisis de sangre rutinario. Si se detectan niveles elevados persistentes, el médico puede solicitar pruebas adicionales como una ecografía hepática o, en algunos casos, una biopsia para investigar el estado del hígado y determinar la causa subyacente.

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